El resultado de las elecciones europeas viene a revalidar al bloque de poder que dirige ese proyecto en sus dos versiones: la derechista con sus diversos grados de componente neofascista, y la socialdemócrata, a su vez con sus variantes más o menos neoliberales. Este bloque de poder imperialista se legitima, una vez más, a través del proceso electoral para continuar con su enloquecida estrategia de acumulación de capital y guerra contra la clase obrera, contra los pueblos de Europa y contra la humanidad. A la vez que consolida sus posiciones consigue contener el avance de la estrategia de emancipación de la clase obrera frente a la barbarie capitalista. A esa situación, de hegemonía capitalista, se contraponen con claridad las opciones de orientación revolucionaria que hemos concurrido a la batalla electoral sin posiciones electoralistas y con la estrategia de sumar nuevos apoyos al proceso de acumulación de fuerzas que desarrollamos en la lucha diaria para favorecer el avance de las posiciones de clase y hacia la revolución socialista.
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