
El bloque del poder (gobierno, empresarios, judicatura, etc.) carga sobre la clase obrera todo el peso de la crisis: incremento incesante del desempleo y la precariedad laboral, expolio masivo de las viviendas adquiridas en los últimos años con el sufrimiento de las familias trabajadoras, siniestralidad laboral intolerable, constante reducción de los salarios, incumplimiento generalizado de los convenios, robo masivo de finiquitos y de horas extraordinarias, condiciones de trabajo de auténtica esclavitud -especialmente para la población joven-, etc. Se cuentan por cientos de miles los trabajadores y trabajadoras a los que se les adeudan meses de salario, a los cuales se les cierra su empresa con el pretexto de la crisis, y -mientras esperan meses para percibir una miseria del Fondo de Garantía Salarial-, ven a los empresarios mantener inalterado su nivel de vida con las inmensas riquezas robadas al pueblo trabajador.
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