El rey designado a dedo por el dictador fascista Francisco Franco fue la bisagra que afianzó la continuidad, diferente en su forma, igual en su fondo, del franquismo.Porque el rey, junto a la constitución borbónica del 78, es el garante y la piedra angular de un sistema de explotación hacia la clase trabajadora que agrede con especial saña a la juventud.
Porque el rey es una figura que lubrica con eficiencia la maquinaria que día tras día pulveriza los derechos sociales y laborales, que aviva el racismo y la xenofobia, que permite el expolio imperialista y que saluda la represión más cruel contra los pueblos oprimidos como es el caso del pueblo saharaui.
Porque es un candado que coarta los más fundamentales derechos democráticos como es el derecho de autodeterminación de los pueblos y porque nos atrapa en un sistema encorsetado por un rancio y ya bien conocido bipartidismo. PP y PSOE, estos dos partidos monárquicos que defienden el capitalismo salvaje y el expolio sangriento de los pueblos, se encargan, con su gestión, que no haya plataforma alguna, en este sistema, donde se puedan exponer alternativas para las clases populares y se aseguran de que no habrá otra cosa más que la represión y la criminalización para cualquiera que ose alzar la voz contra las injusticias.
En ese sentido, ante la misma oligarquía beneficiada ayer por el franquismo y hoy por el régimen monárquico, el rey, tiene merecidas todas sus prebendas y todos sus obscenos lujos.
¿En este sentido entonces, de qué nos sirve mirar hacia aquella II República tan lejana en el tiempo que en su día fue salvajemente abortada por los criminales fascistas?
Nos sirve como referente para una izquierda demasiado carente de estos. Y no como copia sino como inspiración, no con nostalgia sino como recarga de determinación hacia las luchas venideras.
Los CJC, junto al PCPE, defienden la República Socialista de Carácter Confederal. Una República Socialista que garantice los intereses de los trabajadores y las clases populares, que garantice la soberanía popular, un sistema dirigido por y para el pueblo, una República Confederal que sea el resultado de la libre unión de pueblos soberanos e iguales.
Los CJC y el PCPE apuestan por un movimiento republicano unitario que se construye desde la base, un movimiento que urde un amplio tejido asociativo de izquierdas como agente real de contrapoder, un movimiento que gestará las amplias movilizaciones populares que garantizarán la destrucción del actual sistema, el inicio de un proceso constituyente, la instauración del socialismo y, finalmente, del comunismo. Por eso apostamos por la III República.
¡¡POR LA DEROGACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN DE 1978,
POR UN PROCESO CONSTITUYENTE REPUBLICANO,
POR UNA REPÚBLICA DE CARÁCTER CONFEDERAL Y SOCIALISTA!!
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